La crisis de los tulipanes

En ocasiones echar un vistazo al pasado nos sirve para darnos cuenta de que realmente el hombre es el único animal capaz de tropezar más de una y dos veces en la misma piedra. La Historia no se escribe para torturar a nuestros infantes en las escuelas, sino que su mayor finalidad es la de dejar constancia de los hechos que acontecieron en épocas pasadas y, de este modo, evitar cometer los mismos errores que nuestros antecesores.

Así pues, en estos años de dura crisis económica, crisis del sistema financiero, crisis de los mercados, crisis del ladrillo, de España, de Europa… no resulta complicado encontrar similitudes con otras situaciones que ya se vivieron antaño. Una de las primeras de la que se tiene constancia es la crisis de los tulipanes.

A mediados del siglo XVI los tulipanes son introducidos en los Países Bajos procedentes de Turquía. Su cultivo en tierras holandesas causa gran expectación debido a que por culpa de un parásito entonces desconocido, el pulgón, que transmitía un virus a las flores, éstas sufrían variaciones aleatorias en su color otorgándolas cierto exotismo y provocando que los precios se disparasen pese a que su utilidad era puramente ornamental.

En la década de 1620 el comercio de los tulipanes se convierte en el centro de los mercados especulativos de la época. Aparece una fuerte demanda y los precios alcanzan cotas totalmente irracionales. Los registros de la época nos hablan de ventas de bulbos por mil florines mientras que los ingresos medios anuales de una persona estaban en ciento cincuenta florines. En la década siguiente los beneficios obtenidos de la compraventa de estas flores alcanzan el 500%. Los precios se habían descontrolado y se llegan a pagar seis mil florines por un solo bulbo.

La fortuna no juega a favor de la razón y en 1636 la peste bubónica diezma la población haciendo que la mano de obra se vuelva escasa y, por tanto, la escalada de precios continúa su desenfrenada tendencia alcista. Aparece un mercado de futuros que especula con bulbos aún no recolectados. Los compradores se endeudan e hipotecan para adquirir las flores, cegados por la avaricia y la prevista obtención de grandes beneficios. Llega un momento en el que desaparece el tráfico de bulbos como tal, dando paso a los registros financieros de operaciones puramente especulativas. Poco después los tulipanes entran en la bolsa de valores. La burbuja está en su punto álgido.

Los que piensen que sólo las altas esferas sociales se verían afectadas por esta perversión del mercado se equivocan. De hecho, todas las clases sociales se vieron implicadas de una u otra manera.

¿Qué ocurrió entonces?

En 1637 una operación de venta de bulbos se quedó sin comprador desencadenando una caída de precios catastrófica. El mercado había tocado techo, se había saturado. Las cuantiosas pérdidas que se vaticinaban por el descenso de los precios desataron el pánico de los inversores quienes intentaron vender a toda costa en un mercado que carecía ya de compradores. El fin era recuperar parte de las inmensas deudas que se habían adquirido. Los tulipanes ya no tenían valor alguno más allá del puramente ornamental.

Como ya hemos dicho, todas las clases sociales se vieron afectadas. La falta de garantías de ese mercado financiero, la imposibilidad de hacer frente a los contratos y el pánico, llevaron a la economía holandesa a la quiebra.

Si seguimos avanzando en la historia nos encontraremos con montones de hechos similares, aunque puede que no tan curiosos. Lo que sí es cierto, es que todos ellos tienen un factor común, la especulación. Ésta es la piedra con la que volvemos a tropezar en el siglo XXI y que probablemente nos hará volver a tropezar en siglos venideros. ¿Habrá alguien lo suficientemente inteligente como para apartarla del camino?

One thought on “La crisis de los tulipanes

  1. Alma Igual

    Hay un refrán que dice ” la avaricia rompre el saco” y esto es lo que se repite a lo largo de la vida. Las crisis se dan a lo largo de la historia de forma CÍCLICA, alternando periodos de bonanza con periodos de depresión. Con la crisis de los Tulipanes pasó lo mismo que ha pasado con la crisis actual ( con lo que comprobamos que ciertamente no hemos aprendido nada).Resulta que producir más no garantiza vender todo porque la gente no puede comprarlo todo y aquí nos encontramos con una CRISIS DE SOBREPRODUCCIÓN, y entonces ¿Qué pasa? que sobra producto baja la tasa de ganancia y se pierde poder adquisitivo. Veo todas las mañana enfrente de mi casa varíos bloques con decenas de pisos vacios, que son el reflejo actual de los bulbos de los Tulipanes del siglo XVI.
    Alma Igual.

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